La dermatitis atópica, también conocida con el término eccema es una afección de la piel. Produce sequedad, picor e inflamación. Se trata de una afección crónica, es decir, que dura a lo largo del tiempo y que con el tiempo puede empeorar.
Síntomas de la dermatitis atópica
Los síntomas principales como ya hemos mencionado es la sequedad, inflamación y picor. No obstante, los síntomas dependen de cada persona. Pueden sufrirse, todos o solo algunos. También depende de la gravedad de la afección.
- Piel agrietada.
- Costras.
- Sensibilidad.
- Piel en carne viva.
- Hinchazón y cambio de color.
- Exudado.
- Engrosamiento.
- Cambio de color.
Además, se trata de una afección que, en muchas ocasiones, sobre todo en niños y jóvenes suelen ir asociadas a otras enfermedades como el asma o las alergias alimentarias.
¿Cómo prevenirlo?
La aparición de la dermatitis atópica no se puede prevenir, pero sí su sintomatología. Es decir, podemos reducir su picor, por ejemplo, siguiendo unas pautas:
- Es muy importante tener una buena hidratación. Tener la piel hidratada a través de cremas para pieles atópicas. También es importante utilizar productos apropiados para este tipo de pieles.
- Realizar baños y duchas cortas. No te excedas en más de 10 minutos y utiliza agua tibia. Evita las duchas con agua caliente.
- Tener cuidado con las temperaturas extremas. El exceso de frío provoca sequedad y el exceso de calor sudoración. Ninguno de los dos extremos es bueno para la dermatitis atópica. En verano utiliza mucha protección y en invierno, como hemos mencionado, mantén una buena hidratación.
- A la hora de secarse utiliza toallas, pero no realicen un movimiento de frotar. Es decir, en las zonas más afectadas seca la zona a pequeños toques.
- En la medida de lo posible es preferible utilizar ropa de algodón.
Tratamientos
Para poder aplicar el tratamiento adecuado para una dermatitis atópica lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico. Principalmente para saber, cuando sea posible la causa. Ya que en muchos casos se debe a alergias.
Para el diagnóstico, en primer lugar, se hace una exploración de la piel. Además, el médico preguntará por los síntomas y evaluará los antecedentes. Es frecuente combinarlo con un análisis para conocer posibles alergias que pueden derivar en una dermatitis de estas características.
Una vez se tenga el diagnóstico se suele apostar por tratamientos básicos sobre nuevos hábitos para el cuidado de la piel. Tal como hemos mencionado antes, hidratar la piel, evitar el sol y el frío, usar ropa cómoda de algodón, etc.
Es frecuente utilizar también cremas para pieles atópicas. Pero es cierto que dependiendo de cada persona a veces es necesario hacer uso de cremas medicinales. El objetivo de estas es reducir la sintomatología como por ejemplo la hinchazón, la sequedad y el picor.
El uso de vendajes húmedos e incluso la fototerapia son tratamientos que puede recomendar el médico en los casos más graves.
Es frecuente que ninguno de los tratamientos sea válido para todo el tiempo. Es decir, se trata de una afección que puede ir cambiando a lo largo del tiempo y que en ningún caso hace que desaparezca para siempre. Es frecuente que cada cierto tiempo, pueden ser meses o incluso años, aparecen los llamados brotes a pesar de que la dermatitis esté controlada.
