La piel es el órgano más grande del cuerpo y como tal, requiere de cuidados. Aunque no se le da toda la importancia que tiene, lo cierto es que el cuidado de la piel es importante para la salud. Actúa como protector de virus, bacterias y otros agentes externos; ayuda a prevenir problemas o enfermedades cutáneas y además, retrasa la apariencia de envejecimiento.
¿Qué hacer para el cuidado de la piel?
Hay diferentes formas para cuidar la piel. Se recomienda realizar todas ellas. Son medidas sencillas.
- Realizar rutinas de limpieza facial. Consulta los productos más adecuados para tu tipo de piel. Una rutina básica de piel que puedes realizar todos los días consiste en primer lugar, en humedecer y limpiar. Enjuagar y de vez en cuando aplicar un exfoliante para eliminar la piel muerta. Posteriormente utilizar un tónico. Es aconsejable porque ayuda a equilibrar el pH de la piel. Los dos últimos pasos son, aplicar un serúm de acuerdo a las necesidades (grasa, mixta, para eliminar manchas, etc.) y para finalizar es hora de la crema hidratante.
- Hidratación. Es fundamental para tener una piel saludable. La piel se hidrata bebiendo agua pero también consumiendo alimentos ricos en agua. Uno de los principales motivos es que sirve de barrera cutánea. Es decir, nuestra piel tiene una barrera que está compuesta de lípidos. Tener la suficiente hidratación hace que la barrera actúe correctamente, protegiendo el cuerpo de factores que afectan negativamente a la piel. Además, la hidratación favorece la suavidad y elasticidad.
- Aplicar protector solar. Ya hemos comentado en alguna ocasión la importancia del protector solar durante cualquier época del año. Existen numerosos protectores por lo que es recomendable consultar cuál es el más apropiado para cada tipo de piel y que sea más efectivo.
- Mantener una alimentación saludable. La alimentación repercute directamente en nuestra piel. Cada uno de ellos contiene elementos que favorecen su cuidado. Por ejemplo, las frutas, frutos secos y verduras son nutrientes antioxidantes que protegen las células de los daños que contribuyen al envejecimiento prematuro de la piel. Por otro lado, los alimentos con mucha vitamina C y los aminoácidos tienen colágenos que proporcionan elasticidad a la piel. Otro ejemplos son las grasas saludables, como el omega-3. Son importantes porque favorecen la función de barrera y además ayuda a reducir inflamaciones. Es importante tener en cuenta que muchas personas son alérgicas o tienen reacciones debido a la alimentación en forma de acné o erupciones. En este caso, hay que consultar al especialista y evitar los alimentos que lo producen, aunque sean buenos . Al final e adaptar la alimentación a cada persona y cuerpo.
La alimentación es solo uno de los muchos factores que pueden influir en la salud de la piel sumado a los otros mencionados como la limpieza e hidratación. Sin embargo hay muchos otros factores que repercuten como por ejemplo, la genética, el estilo de vida general (dormir lo suficiente, evitar el consumo de alcohol y tabaco, etc.) o tener problemas cutáneos como acné o piel extremadamente sensible.
Consultar a un dermatólogo es lo mejor para conocer nuestra piel. Cada persona tiene unas necesidades, y lo mejor es seguir consejos individualizados. El dermatólogo es el experto que puede proporcionar una evaluación y recomendaciones personalizadas para el cuidado de la piel basadas en tu situación específica.