La osteoartritis aunque se considera una enfermedad asociada al envejecimiento, también puede ser resultado de lesiones articulares, factores genéticos y obesidad. Esta condición puede afectar a diversas articulaciones, especialmente aquellas que soportan peso.
¿Qué es la osteoartritis?
La osteoartritis, también conocida como artrosis, es una enfermedad articular crónica y degenerativa que afecta principalmente a las articulaciones que soportan peso, como las rodillas, caderas, columna vertebral y articulaciones de las manos. Se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago articular, el tejido elástico que recubre los extremos de los huesos en las articulaciones. Esto provoca dolor, rigidez y pérdida de la función articular.
A medida que avanza la enfermedad, se producen cambios en los huesos subyacentes, como la formación de espolones óseos y la inflamación de los tejidos circundantes.
¿Por qué es causada?
Las causas de la osteoartritis no son completamente comprendidas, pero se cree que hay varios factores que pueden contribuir a su desarrollo, incluyendo:
- Desgaste y envejecimiento. A medida que envejecemos, el cartílago articular se desgasta gradualmente debido al uso constante y la disminución de su capacidad para regenerarse.
- Factores genéticos. La predisposición genética puede aumentar el riesgo de desarrollar osteoartritis.
- Lesiones articulares. Lesiones traumáticas pasadas, como fracturas o lesiones deportivas, pueden aumentar el riesgo de desarrollar osteoartritis en esa articulación específica.
- Obesidad. El exceso de peso aumenta la carga sobre las articulaciones de soporte de peso, lo que puede acelerar el desgaste del cartílago.
- Factores biomecánicos. Las anomalías en la estructura o la alineación de las articulaciones aumentan la carga en ciertas áreas del cartílago. Lo cual contribuye al desarrollo de la osteoartritis en esas articulaciones.
Tratamientos para la osteoartritis
Si bien no tiene cura, existen varias opciones de tratamiento disponibles para ayudar a aliviar los síntomas, mejorar la función articular y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Algunos de estos tratamientos son:
- Medicamentos. Los analgésicos de venta libre, como el paracetamol y los antiinflamatorios no esteroides (AINE), pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación. En casos más graves, el médico puede recetar analgésicos más fuertes o inyecciones de corticosteroides para aliviar el dolor y la inflamación.
- Terapia física. La realización de ejercicios específicos ayuda a fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada, mejorando la flexibilidad y reduciendo el dolor.
- Pérdida de peso. Si el paciente tiene sobrepeso u obesidad, perder peso puede reducir la carga sobre las articulaciones afectadas y disminuir el dolor.
- Dispositivos ortopédicos. El uso de férulas, soportes o calzado ortopédico reduce la carga sobre las articulaciones y mejora la función articular.
- Cirugía. En casos graves donde otros tratamientos no son efectivos, es necesaria la cirugía, como la artroplastia (reemplazo de la articulación) en la que se reemplaza la articulación dañada con una prótesis artificial.
Es importante que cualquier tratamiento sea supervisado por un especialista en enfermedades articulares para garantizar la seguridad y eficacia del mismo.