La tortícolis a una contractura de la musculatura cervical unilateral. Se produce cuando hay un bloqueo en una vértebra cervical s nivel con una contractura de los músculos. Provoca inmovilidad en el cuello. Debido al dolor cervical se limita el movimiento del cuello y se produce rigidez del músculo esternocleidomastoideo.
La falta de movilidad en el cuello es el síntoma más frecuente, pero no el único. Las personas con tortícolis también pueden sufrir dolor de cuello, de cabeza, de espalda, hinchazón. Así como dolor en los músculos del cuello, calambre o sensación de ardor en el cuello. También dificultad para girar y/o flexionar el cuello y dolores de cabeza que puede extenderse hasta el brazo o el dorso, entre otros.
Los síntomas son de fácil detección. Normalmente los pacientes sufren dolor cervical, movimiento limitado en la zona del cuello y rigidez del músculo esternocleidomastoideo. Además, se observa una postura anormal de la cabeza (hacia el lado, hacia atrás e incluso hacia delante).
Causas de la tortícolis
- Tensión muscular. La causa más común de la tortícolis es la tensión o el esguince muscular. Esto es debido a una mala postura, dormir en una posición incómoda, o movimientos bruscos del cuello.
- Trauma. Lesiones en el cuello o la cabeza, como latigazos cervicales, pueden causar tortícolis.
- Congénita. En algunos casos, los bebés nacen con tortícolis debido a una posición anormal en el útero o por un trauma durante el parto.
- Infección. Infecciones del oído o de la garganta pueden causar inflamación y dolor en los músculos del cuello.
- Problemas neurológicos. Trastornos neurológicos, como la distonía cervical, pueden causar contracciones musculares anormales en el cuello.
- Otros factores. Tumores, artritis, y otros problemas médicos también pueden causar tortícolis.
¿Cómo prevenirlo?
Para prevenir la tortícolis, considera los siguientes consejos:
- Mantener una buena postura: al sentarse y dormir.
- Ejercicio regular: fortalecer y estirar los músculos del cuello.
- Evitar movimientos bruscos: mover el cuello con cuidado y evitar giros repentinos.
- Uso adecuado de almohadas: usar una almohada que mantenga la alineación adecuada del cuello mientras duermes.
Tipos de tortícolis
Las causas que provocan tortícolis pueden ser varias. La más común son las malas posturas. No obstante, también se puede producir por motivos genéticos, problemas del sistema nervioso o por estrés y ansiedad. Atendiendo a la causa se diferencian distintos tipos de tortícolis como:
- Común: se produce por malas postura o cambios bruscos en la posición del cuello.
- Idiopática: se desconoce una causa clara.
- Espasmódica psicógena: se debe a factores emocionales como fatiga y estrés.
- Ocular: tiene lugar por el acortamiento de los músculos que permiten la inclinación y rotación de la cabeza debido a trastornos visuales.
- Congénita: se produce en niños recién nacidos. La causa suele ser falta de riego sanguíneo o a una lesión en los músculos del cuello durante el parto.
Si atendemos a otro factor como la posición de la cabeza también se pueden distinguir distintos tipos:
- Laterocollis: la cabeza se acerca hacia uno de los hombros.
- Tortícolis rotacional: la cabeza hacia un lado, acercando una de las mejillas al hombro en el eje longitudinal.
- Anterocolis: se presenta con una flexión de cuello y la cabeza se inclina hacia delante.
- Retrocollis: se presenta con una extensión del cuello inclinado hacia atrás.
Mejores tratamientos de la tortícolis
El tratamiento depende de cada caso particular. El tratamiento más común es aplicar calor durante 20 minutos para favorecer la relajación del músculo. También se recomienda hacer estiramientos para combatir las molestias. Para este último es aconsejable consultar con un fisioterapeuta para evitar empeoramiento y aliviar el dolor.
En ocasiones, se receta tomar analgésicos y antiinflamatorio. Tomar relajante muscular es otra opción para relajar los músculos. Ten en cuenta que siempre tiene que ser bajo prescripción medica.
La tortícolis mejora trascurridas las primeras 24 horas y suele desaparecer en 3 o 4 días. Si tarda más de una semana en curarse o notar una mejoría acude al médico. También si sientes hormigueo, pérdida de fuerza en el brazo, dificultas para respirar o incluso si tienes fiebre.